Ya lo comenté en otra entrada de estas reflexivas, que iba a colaborar en una web loruna aportando cosillas para el apartado de agapornis!!! Se trata de Loromania, el miércoles lo acabe de escribir y lo mandé, aquí lo quería publicar pasado un tiempo para que tuvieran la exclusividad, pero mira, me hace ilusión compartirlo ya y como hay que aprender de los errores del pasado... Lo pongo por aquí con el fin de mantenerlo y que no se pierda. Llevo tiempo que quiero hacer un ciclo agapornis por el Blog, tengo alguna entrada ya escrita, iban a ser una serie de cinco artículos de ciertas temáticas (adiestramiento, alimentación, genética...), pero nunca he terminado de verlo y visto que alguno lo ando terminando para publicar en Pornimascota también, más que material exclusivo va a ser la recopilación de estos trabajos. Lo que me enorgullece por cierto!
Como
todos los loros, debemos tener en cuenta algunos puntos antes de
adquirirlos: cuidados, alimentación, mantenimiento... Todos
comparten unas líneas generales, pero como todo, es importante saber
que estamos adquiriendo y al igual que casi siempre se leen los
puntos positivos, tener presente también los negativos, los que
solemos minimizar o excluir. Este artículo tiene el fin de juntar
los dos extremos y tiene como propósito al final de la lectura el
que os replantéis las cosas y veáis de verdad si estáis preparados
para tener como compañero de aventura a estas divertidas aves.
Lo
importante y que va a determinar los puntos a tratar, es que
esperamos al adquirir a uno de estos pequeños loros. Como todas las
especies de psitácidas, son aves muy sociables y que agradecen el
contacto y el convivir en un grupo, con lo que son aptas para ser
grandes compañeros en un hogar. No obstante, son unas aves con un
grado de agresividad significativa y con el tema de la impronta
(identidad de especie) si es hacía el ser humano pueden dar algún
que otro susto. A mis ojos una de las grandes equivocaciones es
pensar por su tamaño el malcriarlos, dejarles hacer lo que quieran y
ser unos consentidos o mejor dicho, descuidar una educación y
obediencia que con otros animales si tenemos en cuenta.
Con
esto, quiero transmitiros que un agapornis tiene también su
dificultad en el manejo como otros psitácidos de gran tamaño.
Aunque su tamaño sea menor y de más confianza su pico y tamaño,
como todos los loros pueden llegar a ser unos tiranos de cuidado si
descuidamos este pequeño detalle: su educación. Así que la base y
lo que tendrás que tener en cuenta, que no es solo tener al
animalito y jugar, tendrás que ser su mentor e irle enseñando las
normas de la casa.
También
es importante destacar que para mascota sería aconsejable conseguir
un ave dócil y por el tema de si queremos ponerle un compañero en
el futuro o evitar problemas futuros en los celos (se encelan muy
fácilmente y puede ser una pesadilla controlar la subida de
hormonas), intentar que sean con sistemas respetuosos y que no
pierdan la identidad de que son agapornis. Uno podría ser la
socialización en el nido y de querer ir por el camino de la cría a
mano, intentar conseguir personas que los críen en grupo y dispongas
de otros ejemplares más adultos que les enseñen a hacer vida en
comunidad. Con esto, desaconsejo el comprarlos para criar uno mismo a
mano tanto desde el inicio como para terminar el proceso.
Con
esto presente y si empezamos solo con un ejemplar, son animales muy
movidos, con gran energía y unido al tema de que son animales
sociables, la interaccionar con ellos es importante. Como siempre, no
debemos de confundir otra vez el malcriarlos, si no que tenemos que
diseñar una rutina lo bastante estable donde entren diferentes
actividades (las diferentes raciones, duchas, salidas fuera para
jugar, momentos de adiestramiento...) pero también irlo
acostumbrando que a veces no va a poder salir de su jaula, no vamos a
estar y tiene que entretenerse solito. Es importantísimo que tengan
la independencia suficiente de nosotros, si no, empezaran los gritos
y otros problemas más serios.
Su
habitáculo debe ser amplio aunque salga durante horas diariamente
por la premisa que he comentado anteriormente: asegurar que si en una
temporada tenemos cambios y no podemos sacarlo, tiene espacio
suficiente para ejercitarse. Tamaño máximo no existe y las únicas
recomendaciones a tener en cuenta es que la separación de los
barrotes no superen los 1,6cm de grosor, pues pasada esa distancia
pueden colarse por ellos o quedarse atrapados al poder meter la
cabeza. La otra es que de ser posible, escojamos jaulas con barrotes
horizontales, que le facilitará el trepado. Y es que son aves con
una habilidad de escapismo innata que deberemos de vigilar cuidando y
asegurando las puertas y accesorios que pongas colgados (por ejemplo
nidos).
También
en la cuestión de la jaula es importante el material, debemos de
vigilar que la pintura esté libre de metales y para ello, mejor
mirar jaulas de marcas conocidas. En especial, evitar la de los
chinos pues se ha visto que algunas si contienen metales pesados que
podrían afectar a nuestra ave.
Para
el apartado de la cría, pueden ser tanto ejemplares mansos como
desconfiados, unos nos permitirán ciertos manejos que podremos
aprovechar con inspecciones de nido y a la hora de que enseñen a los
pichones a confiar en nosotros, pero no es un requisito, si no que lo
importante es que tengan buen instinto, cuiden bien a las crías y si
queremos criar en comunidad, que sepan convivir correctamente en
colectivos. Lo otro que comento con paciencia y tenacidad podemos
acostumbrarlos a unas rutinas sin problemas, pero por la agresividad
de estos emplumados es importante vigilar el espacio y no exceder el
número. Aunque sobre espacio y creamos que pueden convivir dos
parejas, debemos de pensar que las crías vivirán ahí también y
puede pasar a estar con sobre población y entonces tener problemas
serios, con lo que no escatimemos en espacio a invertir.
Y
por último, los puntos más importantes tanto para la cría como
mascota de estos pequeñajos: vigilar la alimentación y tener
presente que como loros, ensucian y tienen vocalizaciones. Estas
últimas no son tan extensas ni elaboradas como otros psitácidos,
pero si se presta atención, pueden aprender silbidos y alguna
palabreja, aunque lo que quiero destacar que a pesar de su reducido
tamaño puede llegar a ser molesto su grito, ya siendo solo un único
ejemplar. También en tema de suciedad es importante destacarlo que
ensucian mucho, son de escarbar, enturbiar el agua y hacer
lanzamientos a distancia con las raciones de frescos, así que su
ubicación debe ser estudiada y por último si convivimos con más
personal, tener el consenso familiar.
Con
esto no quiero decir solo la aprobación, si no el que se vea como
son, los “sufran” a ser posible antes en sus carnes y que sea una
decisión de comunidad que estarán esos animales, ocupando un sitio,
ensuciando, gritando y cubrir sus necesidades básicas tanto en
complementos, juguetes y alimentación, que como todo loro debe
incluir una ración blanda (frutas, verduras, legumbres...) y otra
seca (piensos y/o mixtura de alta calidad).
Todos
estos puntos son importantes a tener en cuenta al igual que en el
caso de querer adquirir especies de anillo ocular, vigilar que vengan
anilladas y con certificado de cesión como mínimo o mejor aún,
registro en el SOIVRE o certificado de nacimiento. Debemos de
recordar que estás especies son CITES II y que como tal piden unos
controles que si queremos crecer en un futuro en el mundo de la
avicultura, podría constarnos disgustos varios.
Si
meditando todo esto, sigues queriendo tener un agapornis como
compañero de aventuras, adelante!! Pero recuerda que empezarás a
ser responsable de su bienestar, que incluye el tener que cuidarlo y
atender sus necesidades, incluida la visita al especialista de
exóticos para que le realice chequeos periódicos.
Publicado originalmente en Hedowichi Rulomaki
1 comentario:
En el blog de diamante mandarin
aprenderemos a cuidar de las aves.
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